Enclavada en el corazón de Zempoala, “La Destiladora San Francisco” es un tesoro oculto que combina la destilación artesanal con una experiencia gastronómica y cultural inigualable.
Al adentrarse en esta destiladora, prevalece una atmósfera mágica, ya que el edificio donde se encuentra, de imponentes dimensiones, parece custodiar secretos ancestrales; su arquitectura, transporta a otra época.
“Aquí la historia y la modernidad se entrelazan de manera armoniosa. El equipo de expertos te guía con pasión y conocimiento, desde la siembra hasta el añejamiento, cada paso se cuida con esmero para brindarte la máxima calidad en tus bebidas. La atención personalizada es la norma, aquí no eres solo un visitante, sino un invitado especial”, indicó la titular de la Secretaría de Turismo del estado, Elizabeth Quintanar Gómez, quien visitó este espacio.
El proceso de destilación en el lugar, se lleva a cabo con granos importados, preservando la autenticidad de productos como whisky, ron, ginebra y tequila. La degustación es un viaje sensorial: cada nota, cada aroma, conlleva la esencia misma de estas bebidas.
La Destiladora San Francisco también nutre la creatividad. Es una incubadora de marcas emergentes, donde la innovación fluye.
Otro espectáculo que ofrece es el ecuestre, un deleite para los sentidos: jinetes expertos en la doma de caballos frisones que son traídos desde Holanda, muestran la belleza y la destreza de estos nobles corceles, en la cual la primicia es hacer un dúo con el animal sin maltratarlo.
Este tipo de entrenamiento permite crear una atmosfera de respeto, amor y diciplina. Además, esta destiladora ofrece el servicio a las y los empresarios, de una experiencia de coaching para su personal, asistido con caballos.
Esta increíble dinámica puede ayudar a desarrollar habilidades de comunicación y empatía en el equipo, fortalecer la confianza y trabajo colaborativo, mejorar la toma de decisiones y resolución de problemas.